¡¡¡Tiemblen otros blogs de tendencias puritanas, amigables y que apelan al bien común!!!
¡¡¡HEMOS REGRESADO!!!
Todo gracias a la gestión de un antiguo amigo, Lucho Barbieri, alias “Turbina”, quien se encontrara con esta página y procediera gentilmente a facilitarnos más recuerdos sobre los condoros de este personajón, de este insigne maestro de lo absurdo, de… Memo, quien más.
Nos tomamos la libertad de enumerar el mensaje de nuestro amigo, y complementarlo con detalles que vuelven más sabrosos los episodios.
RECUERDO nº 1: PANCORAZOS
(Nota: el buen Lucho utiliza el término “dormilón”. Es más exacto decir “pancorazo”, ya que “dormilón” es el acto de acercar violentamente el puño al brazo de un compañero; mientras “pancorazo” es reventarle el muslo al mismo compañero, pero con la rodilla, como describe la foto)
Volvíamos del taller de técnico manual del profesor Navarro, ubicado a escasos metros del edificio principal del colegio, cuando al llegar a la sala, “Hansen le pegó un dormilón en un pierna y este huevón quedo pa’ la cagada y se apoyó en un banco quejándose. Acto seguido el Peto vio esta escena tomo vuelo y le pegó otro dormilón pero en la otra pierna jajaajajajajajaj y el Memo cayó al suelo y todos nos cagamos de la risa viendo al Memo botado”. En eso, se asoma al salón nuestra queridísima profesora de matemáticas, Teresa Oliver, alias Peter Rock, y pregunta: “¿Qué hace ese niño en el suelo?”, a lo que contesta Marcello: “No se preocupe, profesora, se cayó solo”.
RECUERDO nº 2: LA MOCHILA NEGRA
Las mochilas de Guillermo duraban menos que la alegría del triste. Hubo una de todos colores que la destripamos y cada uno de nosotros se quedó con un trozo; luego, un bolso de gimnasia que le colgamos del palo de la cortina y que se encargó de doblar un tenedor en el Stadio Italiano (la pandilla mediante). Pero la que más se acuerda el buen Lucho, es de la mochila negra: “Le rayábamos todos los días la mochila al pobre Memo y le dibujábamos telarañas, hasta que de tanto hacer lo mismo y por tratar de hacer algo distinto en su mochila le cortamos los tirantes con una tijera, jajaajajaja”. Lo del corte de los tirantes se produjo porque había uno que estaba suelto, y Marcello lo convenció y le dijo: “Mira, se ve espantoso, por qué no se lo cortas”, y él mismo agarró las tijeras pero cortó el equivocado. Al final, se fue a su casa con la mochila como si llevara una guagua.
RECUERDO nº 3: EL PIANITO ORIENTAL
Lucho escribe: “¿Te acordai del piano amarillo que traía a clases de música? Yo le ponía música china a este huevón y se ponía a bailar cada vez que lo hacía sonar. Hasta que un día, de tanto hacerle sonar la musiquita pescó mi piano y le pegó un combo y me lo hizo mierda. Yo después lo arregle en mi casa y le puse un parlante de un equipo (me creía maestro)”. El baile que hacía Memo al escuchar la clásica musiquita del teclado de Lucho era el de un luchador de sumo. Ahora bien, cada vez que Memo agarraba a puñetazos el pianito, la música sonaba como disco viejo, rayado, el típico LP sonando cuando el tocadiscos se está quedando sin cuerda.
Gracias, compañero, esperamos seguir contando con tu apoyo para futuras aportaciones condorísticas.
martes, 2 de septiembre de 2008
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1 comentario:
Jajajajaja. que bueno que turbina se sumo con tan buenos recuerdos. Para mi y para Pipe no es tan facil recordar tantas cosas. Proximamente mas aventuras de nuestro anti-heroe
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